Cita: “Si no sabes a donde vas, terminarás en un lugar distinto”. Yogi Berra
Texto: Romanos 10:1-4
Para mostrar: Un billete de $20.00 nuevo (o un billete de su moneda local)
Resumen: Algunas personas tratan de ir al cielo por sus propios méritos, siendo buenas personas. La rectitud real es la que el Señor Jesús nos da.
Miren a este billete nuevo de $20.00. Con este billete pagamos por lo que compramos. El color del dólar era verde, pero este tiene rojo y azul en él. Las personas que hicieron este billete le pusieron algunas cosas para que se pueda saber que es genuino. (Enseñe cada característica de seguridad). Lo primero es esta línea magnética; otra cosa es una marca, filigrana, en la cara de la persona; otra es el número veinte en dos tonos de tinta. El billete es verde , visto de este ángulo y dorado visto del otro. Al presentar este billete para pagar, cualquiera que lo reciba podrá distinguir si es genuino. Algunas personas tratan de engañar y hacen billetes falsos. El dinero que hacen para sí se conoce como dinero falsificado. Eso me recuerda de algo que el Apóstol Pablo escribió en su carta a los Romanos.
(Lea en voz alta Romanos 10:1-4).
Pablo deseaba que su propio pueblo, los israelitas, se salvaran de sus pecados. Dijo que ellos estaban deseosos de agradar a Dios pero que no entendían lo que Dios esperaba de ellos. Los israelitas pensaban que si ellos cumplían con todas las leyes y mandamientos de Dios, eso era suficiente para agradarle. Pensaban que si su comportamiento era bueno y hacían buenas obras, ellos habrían cumplido con todo lo necesario para ir al cielo. Esa era la forma errónea de hacer lo correcto. Era algo falso. Lo único correcto y real es la rectitud que proviene de nuestro Señor Jesús. Pablo indicó claramente que necesitamos la rectitud de Dios. Eso significa que debemos estar prestos a aceptar la bondad de Dios, no tratar de ser bueno por nosotros mismos.
¿Cómo podemos hacer eso? Podemos aceptar lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Jesús completó el trabajo de la ley en la cruz. Eso es lo verdadero, lo genuino, lo que Dios acepta. Jesús murió como sacrificio por todas las cosas malas que hemos hecho. Como dice un himno antiguo “Cristo ya pagó”. Le damos a Dios nuestro pecado, y Dios nos da su perdón y su bondad. Eso no parece un negocio justo, pero Dios nos ama tanto que estuvo dispuesto a hacer eso.
(Lea en voz alta Juan 3:16)
“Todo aquel” te incluye a tí. “Todo aquel” me incluye a mí. Dios es bueno con nosotros. Dios desea que seamos buenos, pero no quiere que tratemos de llegar al cielo confiando sólo en nuestra bondad como medio de salvación. Él ha provisto el camino: Su Hijo Jesús.
Oremos: Querido Señor Jesús, gracias por pagar el precio de mis pecados. Amén.
©2003 por Jim Kerlin. Todos los derechos reservados. Las traducciones en español por Zulma M. Corchado de Gavaldá.
Escritura tomada de la Biblia de Estudio NUEVA VERSION INTERNACIONAL®. El derecho de autor© 1973, 1978, 1984 Sociedad Bíblica Internacional. Todos los derechos reservados mundialmente. Utilizado con el permiso de la Sociedad Bíblica Internacional.